jueves, 28 de junio de 2007

Santo Pilato, la cola te ato...


Hay cosas que no me parecen demasiado justas.

Sé que muchas personas, con las cuales tengo mis diferencias, dicen que el amor es dejar de hacer cosas por el otro, o hacerlas porque el otro quiere, algo así como un sacrificio a la Pachamama cada día...

Yo te re banco Roberto, yo te acompaño con 5 grados bajo cero a pescar un día; es más, si querés después, en caso de pescar algo más que un flor de resfrío o una pulmonía que te deja inhabilitado tres meses, te limpio y te dejo todo fileteado y sin espinas.

Una vez cada tanto.

Llegué incluso una vez a meterme en medio de un pogo... ahhh, perdón eso fue porque yo quería... Bueno, hoy por ti, mañana por mí...

Pero hay cosas que exceden los límites de la paciencia, la tolerancia, la racionalidad y, sobre todo, el amor. Que vos creas que tus conductas pueden incidir para lograr o modificar un resultado, no lo comprendo pero lo acepto. El tema es que no me divierte que me incluyas a mí en tus cábalas, tener que estar una vez por semana, durante 90 minutos (tengo la suerte que en el entretiempo me dejás ir al baño o a tomar un poco de agua) sentada en el mismo lugar, de la misma manera, con la misma ropa, habiendo comido lo mismo, porque dio la casualidad que a tu equipito, bastante lamentable por cierto, se le ocurrió ganar en la primer fecha y ahora tenemos que repetir esta perorata todos los domingos... incluso a veces, se repite entre semana...

Tenés que saber Roberto que si le hacen tres goles no es porque yo me fumé un cigarrillo durante el primer tiempo, cosa que debía hacer luego de los 15 minutos del segundo. Si suena el teléfono lo voy a atender, te juro que no desatará una lluvia de penales en contra, tarjetas amarillas, rojas y violetas...

Roberto: qué hacés?? y la musculosa roja????

Carolina: en el placard.

Roberto: cómo que en el placard Caro??? Hoy es domingo...

Carolina: pero hace frío mi amor... Hasta abril me la puse, pero ya estamos en junio...

Roberto: está bien... está bien... pero es lo único que te pido.

Carolina: sí, sí, la musculosa roja, individuales azules, tallarines con estofado de pollo, frutillas de postre, que hoy en día te salen un ojo de la cara, sentarme primero en un silla, después en otra, pasar los últimos 15 minutos dentro del baño... Tele prendida en mudo, escuchar los relatos por radio, llamar en el medio a Paula y limarme la uñas...

Roberto: qué te cuesta?? Ves? no me entendés...

Claro Roberto, Carolina es la que no entiende su espléndido y, ante todo, lógico razonamiento de hombre del siglo XXI.

Y por último, sepa que si al finalizar un mundial su mujer se ha vuelto un cerdo es porque usted, Roberto, le hizo comer tres porciones de selva negra cada cuatro días.

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