miércoles, 25 de junio de 2008

Deme uno por favor

No sé si lo habrán notado, pero hay gente que para el colectivo estirando el brazo y levantando además su dedo índice...
Caro se pregunta, por qué lo hacen? Qué quieren decir?
Que quieren parar sólo UN colectivo???
Que va a viajar UNA sola persona??
Señalan de forma rudimentaria el destino hacia el cual se dirigen??
Expresarán YO subo primero????

martes, 24 de junio de 2008

Descarga astral


Sabés qué????? Estoy hasta la perinola con estos tests de personalidad enviados por mail... esos horóscopos de porquería, ya no sé si soy mono, lagarto, de metal, de fuego, china, Gabriela Sabatini o qué corno!!!!

Igual tienen un poder sobrehumano sobre mi persona... no puedo no leerlos. Y no contenta con leerlos, también los hago, me someto a ellos; dejo que hagan de mí un instrumento de su paz.
Todo para qué??? Para escuchar, o leer mejor dicho, una y otra vez, que soy mala. Sí, así de sencillo.
Soy superficial, manipuladora, materialista, interesada, sin corazón, capaz de vender a mi abuela por un kilo de papas; que con lo caro que está todo, tranquilamente puedo hacerlo por dos medianas y te doy vuelto en caramelos -vengo, justamente para estos casos, acumulando del chino desde hace como 10 años-.

En un test que se autollamaba "psicoanalítico" (ja, mirá cómo me río, yo si quiero me autollamo Gimena), te hacían imaginar que caminabas por un bosque, blabla... entrabas a una casa, blabla... Encontrabas una taza tirada en el patio, y, "la durabilidad del material del que esta hecha la taza representa la forma en como tu percibes la durabilidad de la relación que mantienes con la persona de la respuesta Numero 1".

Yo les respondo a estos fulanos: no me podés decir que una taza de plástico es más desechable que una de cerámica... si se te rompe esta última (cosa muy probable) la tiras al carajo, la de plástico no se rompe tan fácil, dura mucho más... claro, a menos que quieras calentar la leche directo sobre el fuego... ahí sí se destroza, pero por imbécil sin sesos, no por carencia de corazón. Ese es otro horóscopo.
Ah, y yo tengo mi tacita de plástico con bombilla color roja de cuando tenía 4 años.

viernes, 20 de junio de 2008

Chocolate con churros, por acá


Hay una situación -entre muchas otras, por supuesto, pero hoy sólo quiero mencionar ésta-, que me hace sentir de lo más ñoña.


Puedo comenzar confesando que tengo menos visión que un topo tuerto, o muerto, si quisiera ser más dramática, razón por la cual ando siempre de anteojos*. Hermosos ellos, negros, cuadrados, muy de psicóloga palermogólica.

Hasta acá todo lindo. Sí.


Hasta que subís a un colectivo un día de lluvia y se te empañan los cristales...




*En muy pocas oportunidades uso lentes de contacto, me hacen muy, muy mal, un par de veces me dormí con ellas puestas y chau picho. Según mi amiga, "dios te castigó por andar durmiendo fuera de casa sin haberlo planeado". Creo que no debería hacer falta aclarar que no fueron éstas las palabras que utilizó.

martes, 17 de junio de 2008

Suerte para las desgracias


Cuando al lado tuyo (pasillo de por medio), en el micro de larga distancia un señor ronca antes de cumplirse la primer hora de viaje, a sabiendas que restan 13 horitas más, y quien viaja a su lado es su mujer, queda decretado que es esta última quien tiene que velar y hacer lo necesario para evitar los ronquidos.

Sorry, querida, vos lo elegiste para dormir a tu lado, yo no. Vos bancate la pelusa. A mí ese durazno no me gusta.

viernes, 13 de junio de 2008

De tal palo...


... así que esa fue mi primera vez, y era chica, sabés? Incluso demasiado me parece; pero hoy lo pienso y no me sorprende tanto, era como de esperar... digo, por cómo fui criada, por cómo es nuestra familia.

Además, pasando por alto este episodio, muchas cosas siguieron igual. Mi rutina, más allá de este cambio, de este antes y después en mi vida como yo lo llamo, era la misma. Durante la semana amanecer a eso de las siete, mamá preparaba el desayuno; si es que no lo hacía yo, porque siempre me levantaba primera y me encantaba despertarlos a todos con la leche y las tostadas en la mesa. Y después de eso, bueno... papá nos llevaba al colegio, pero sólo si hacía frío, si no nos íbamos caminando con los chicos -ah, porque tengo dos hermanos más grandes, no sé si te lo había dicho-, me acuerdo que me llevaban corriendo para no ligarse media falta...

Me trae tantos recuerdos contarte esto... era tan chica, tan nena todavía. Si me podía pasar horas jugando con las muñecas, y cómo me gustaba, cómo disfrutaba de esas tardes enteras perdida en ese mundo paralelo y de fantasía que habitaba en mi cuarto...

Los fines de semana también amanecía tempranito, cuando mamá y papá se iban a trabajar al negocio y yo me pasaba corriendo a la cama grande a ver los dibujitos. A las ocho, todavía me acuerdo con exactitud la hora, pasaban mi preferido de ese entonces...
Pero lo más lindo era a la tarde. Qué felicidad! Siempre hacíamos algo divertido juntos, íbamos a dar vueltas en auto a la laguna, o al quincho, y mientras ellos jugaban al tenis yo compartía hasta que caía el sol con mis amigas. Eso sí que era lindo...

Pero los domingos... los domingos eran otra cosa, era el día de la semana que más se esperaba en casa, pensar que hoy los siento tan deprimentes...
Tipo once papá prendía el fuego, se tomaba un vermucito con los abuelos en el patio, charlaban de carreras, de fútbol... mientras, mamá en la cocina con las abuelas preparaban las ensaladas y algún estofado; asado y pastas fueron siempre los menúes de domingo en casa. Y aunque suene raro ellas también hablaban de carreras, de fútbol...

Y así crecí yo, entre cientos de historias, sobre todo de fútbol, y sobre todo de Boca... si es el día de hoy que me acuerdo cuando mi vieja me enseñó la formación de Boca de no sé qué año... Roma, Silvero, Marzolini...
Y las veces que me contó cuando con los chicos de su barrio pintaron todos los árboles azul y amarillo, o cuando escuchaba los partidos por radio a upa del abuelo. De ahí debe venir mi fanatismo por la radio, para mí no hay como vivir los partidos con la radio chiquita pegada al oído, mucho por gusto y un poco por cábala...

Ahora me vienen tantas cosas a la cabeza... todo lo que compartí con el abuelo, largas tardes tomando mates al lado de la bomba, seguro que con él empecé a tomar mates. Las historias prácticamente troyanas que me contaba, incluso de la anécdota más pequeña hacía un relato épico, donde obviamente el héroe, el coloso, venía embanderado con esos dos colores que él tanto amaba.
Es increíble como uno puede olvidarse de tantos momentos y detalles que nos formaron, que nos hicieron tan felices cuando éramos chicos, o por lo menos, eso me pasa a mí.
Ahora que te lo cuento me surgen todos esos recuerdos, es como una lluvia de imágenes, yo jugando, los chicos, la abuela blanqueando la ropa con la tabla, mami que se va a trabajar, papá a la tardecita volviendo de la delegación, los abuelos, la bomba, los mates; de sonidos, risas, gritos, relatos lejanos de domingo, la chicharra cantando en los calurosos días de verano, la radio; de olores, la tierra mojada, ese aroma siempre a jabón y perfume en las manos de la vieja (así es como llamo siempre a la abuela Ester), el café con leche o el chocolate en lo de la Cholita (la otra vieja), las tortas fritas, el asado. Qué sabor! la carne sólo sobre un pan, así, con las manos nomás, y sentados todos debajo del limonero.

Hacía mucho que no me detenía a pensar en esos años...

Pero bueno, listo, volvamos al tema. Como te venía diciendo, de la primera vez te aseguro no importa cuán chica o cuán grande seas, no te la olvidás más, te sumerge como en otra realidad, no sé si decirte la realidad de los grandes, pero es algo así como eso... Te deja una marca y ya nada vuelve a ser como antes.
En mi caso, todo cambió, tanto para mi mamá como para mi papá, mamá se puso contenta, pero papá.. pobre... no. Se dio cuenta ahí que ya no había vuelta atrás, yo ya había decidido mi camino. Y tenía razón, porque si bien era una nena todavía, en eso ya pensaba y, sobre todo, sentía como ellos. Como que crecí de golpe.

Cuando mamá se dio cuenta me abrazó fuerte y me sentó en su falda, yo no la quería ni mirar, me daba bastante vergüenza... pero sabía que ella me entendía... mi primera vez...
Y papá en el fondo también me entendía, pasa que le daba bronca, ahora sólo le quedaba el Chelo para acompañarlo. Yo ya estaba del otro lada... definitivamente era bostera, como mamá y Dani, y como el abuelo... en eso no había vuelta atrás...

La primera vez... qué manera de llorar... fue en un partido contra Colo- Colo allá en Chile. Cómo no iba a llorar si el partido era un desastre, piñas por todos lados! Encima los policías habían soltado a los perros y me acuerdo que uno estaba a los tarascones con el Mono Navarro Montoya y el Mono era mi ídolo! Ahora lo recuerdo y me causa gracia, pero estaba desconsolada... tendría diez años más o menos...

La primera vez...


La primera vez que lloré por vos, mi amado azul y oro.








martes, 10 de junio de 2008

Que sí, que no, que venga un chaparrón!!! O no...


Sentir en el cuerpo la presencia de un alien retorciéndote el ovario derecho, o a todo el cirque du soleil haciendo malabares en tus órganos femeninos, te lleva a pensar muchas cosas. Y de lo más profundas.

Arranqué reflexionando sobre la vida de una Carolina, o dos, tal vez...

Cuando niña, ella quiere hacer pis parada, andar en patineta, jugar a los bici voladores (sí, soy grande, y???), agarrarse a piñas cuando alguien la pelea, usar vestido sólo con la finalidad de, al hacer "lero, lero", poder mostrar la bombacha como perfecto signo de pelea. Pero no, es nena y no la dejan. Malditos represores!

A medida que va creciendo, ciertas obligaciones se van sumando que hacen que su vida sea un tanto más miserable: hacer la cama, secar los platos, tender la ropa, barrer. De la princesita que a los dos años aseguraron que era, nada ha quedado.

Hablemos de recompensas. Cuál es el incentivo que utilizan las madres para que Carolina haga esto? Como lo pensabas, exactamente, ninguno. "Ser mujer" (cuando apenas tenés diez años), parece ser suficiente para que una quiera fregar en los ratos libres, y siempre con buena cara si no viene la maldición, "qué caracter podrido, eh! No te vas a casar nunca vos!". Como si a la pequeña niña le importara... está en quinto grado, señora mamá!!!!

La adolescencia es fatal. Ahí una se cree que se decide gran parte de la vida. Comienzan las dietas, las depilaciones, la menstruación (con dolor, todo con dolor), el compañerito que mira a otra con tetas, vos todavía ni indicios de una redondez por esa zona...

Pasar de ser la mujer que eras a los diez, esa que tenía edad suficiente para pasársela "colaborando" en las faenas del hogar con la abeja reina, a ser otra vez una nena que nada entiende, es cuestión de minutos. Sí, los minutos que tardás en enamorarte de ese chico rebelde que se pasea en moto delante tuyo. Ahí ya no sos más grande, para eso sí sos chiquita.

Y después pretenden que una no sea contradictoria.

Entre "cómo se te ocurre hacer pis parada!" a "qué hacés sentada ahí? Hacé parada!!!" hay una estación de servicio.

De "estás grandecita ya" a "no te parece que sos muy chica para eso??", un hombre, un primer amor (que seguramente te va a romper el corazón cuando te deje por una un poquito más grande que sí se deja tocar el culo...).

Pasan los años y las conversaciones de Carolina pasan a ser más o menos éstas.
  • Ejemplo uno:

Roberto: te enojaste, gorda?? No, boluuuu... dejame que te explique...
Carolina: basta, Roberto, gorda tu abuela! No me importa lo que tengas para decirme!!! No te quiero escuchar!!!!! Entendés??? No quiero escucharte!!!!!!!!

Roberto: bueno, está bien.

(silencio por 30 segundos)

Carolina: ahh... el señor no va a decir nada... el señor se queda callado... dale! Decime algo Roberto!!! Hablá!!!!!

Qué sucedió aquí??? Roberto creyó interpretar un mensaje y actuó en consecuencia, se quedó callado tal como Carolina solicitó. Error.
  • Ejemplo dos:
Roberto: uhhh, noooo... te pusiste mal...
Carolina: (con vos muy nasal y reveladora) nnnoo!!
Roberto: estás llorando??
(Osa con sus desagradables manos hacer girar su cabeza para mirarla a los ojos y comprobar la presencia de lágrimas)

Carolina: dejame sola!! No me des vuelta la cabeza... no quiero que me veas... andate!! Dejame!!!!

(Roberto suelta sus cabellos dulcemente y se dispone a retirarse para dejarla sola. Da dos pasos rumbo a la puerta...)

Carolina: a dónde vaaaaas??? vení!!!! Estoy llorannnnndo... abrazame!!! Ves??? Sos un insensible.... Vennnnní!!!!!

Bueh... un loca.

O tal vez una persona que sencillamente sigue siendo lo que desde niña le mostraron. Contradicciones.