miércoles, 30 de junio de 2010

Salí del closet


No les estoy hablando de un juego de niños como la escondida o el cuarto oscuro, ni tampoco de uno de adultos como podrían ser la (guiño, guiño) escondida o el (guiño, guiño) cuarto oscuro.

No, nada que ver. Les hablo de lo que se habrán imaginado cuando vieron el título.

Ayer salí del closet.

O, mejor dicho, me sacaron a patadas en el medio de mi parte más abultada.

Fui a hacer el trámite para la renovación de mi DNI, el que tengo actualmente donde tiene que estar el nombre, no hay nada. Se borró. Cabe aclarar que se borró hace más o menos 10 años, de hecho en mi primera elección la señorita que tomó mi documento me dijo, "nena, esto está medio borrado, tenés que renovarlo ya, ahora te dejo votar porque es tu primera elección...".

Una década después le hice caso.

Por supuesto que previo a ir al RENAPER tuve que borrar mi reescritura con lapicera sobre el plastificado, corría riesgos de recibir retos y / o detención por mi fatal delito.

Hice la fila correspondiente para el inicio del trámite donde me entregaron un número donde verificarían mis datos.

Me pasaron de largo. Yo tenía el 560 y pasaron del 559 al 561. Y fue "el sistema", no una persona, la que me salteó.

Esto reafirma mi creencia de que estoy muerta o que no tengo alma en verdad. Recuerden que las puertas automáticas se abren lentamente, muy lentamente, ante mi presencia, como si tuviera apenas una tenue existencia.

Verificaron mis datos, que parece ser no estaban bien, porque no aparecía nada en "el sistema".

Finalmente me encontraron, me dieron un talón de pago. Pagué y me dieron un número para el último tramo, toma de huellas digitales y foto. Aplauso, medalla, beso.

Mi número esta vez era el 813.

810 (preparados), 811 (en sus marcas), 812 (listossssss... me paré y me fui acercando poco a poco a los boxes), 814.

814!!

Fija, estoy más muerta que Bruce Willis...


Cuando me atendieron entendí todo. Ahí fue cuando me eyectaron del closet.
Con mis datos aparece otra persona. Y no una persona cualquiera, no. Aparece un chabón que parece ser nació en Chilecito, La Rioja.

Soy travesti.

Mi teoría es que nací con ambos sexos, mis padres decidieron que mi cara daba más para mujercita y ahí estaba frente a mí la versión hombre de haber elegido ese género.
Eligieron bien. La verdad es que el chico este de Chilecito estaba bastante feo.

Todos me miraban y se reían en el Registro. Cuando pasa algo así en una oficina estatal que atiende a mucho público se juntan varias mujeres mayores que siempre llevan puesto un saquito de lana y un par de jovencitas con cara de sorprendidas alrededor de un gordo con cara de traficante de armas que es quien decide qué se hace en esa situación.

Luego de un peleadísimo ta te ti... terrame terrome tesin tesan... "Ya está, déjenla mujer", habrá dicho el gordo.

Macho, dijo la partera; mujer, el del RENAPER.



miércoles, 23 de junio de 2010

La Casa

Fin de Marito

Después del suceso "Fernando se fue a Quilmes, quedé afuera", varias veces se invitó a ver Padre Coraje.




Cuando a eso de las 10 de la noche escuchaba que se abría la puerta de su departamento, yo bajaba el volumen de la tele en el mío. Golpeaba a mi puerta acompañado por su clásico: "veciiiiiiiina!!!". Nunca más le abrí.



Otras noches menos afortunadas me gritaba desde la vereda, y prendido al timbre, "veciiiiiiiina, quedé afuera, abriiiiiiiime!!!!!! Caroooooooo (ahora sí usaba mi nombre...) bajá a abrirmeeeee!!!!".



Por suerte tengo un don especial que consiste en la absoluta abstracción de la realidad. A veces esto es a favor mío, como en este caso*.



Se comentaba en ese entonces en "La Casa" que Marito vendía la llaver de abajo a cualquiera, de hecho robaron un par de veces.
Y no sólo a mí acudía por ayuda, Titi se llevó una poco grata sorpresa cuando un día, al entrar en su departamento, se encontró con cosas de Marito en el living. Se ve que algún día le prestó la llave para que pudiera salir y le hizo copia a todo el juego.




Sigo con la historia.




Una tarde al volver del trabajo me lo encuentro a Marito en la puerta de "2215", del lado de adentro, o sea, encerrado; a esta altura me tenía cansada, harta, re podrida...



Marito: veciiiiina, abrime, dale!!!
(con mala onda me hablaba, a los gritos. Y a mí a los gritos no me sacan nada...)
Caro: pará Marito, voy hasta el kiosco y entro.

Nunca imaginé lo que podía encontrar al entrar...



Es de las cosas más espantosas, inimaginables y asquerosas que he soportado.
El hijo de puta -ayer hippie viejo, hoy loco de mierda-, había hecho sus necesidades, sí, número 2, en toooodo el edificio. Como un niño que pinta al pasar, con crayones de colores, las paredes de los pasillos, él lo había hecho con eso... sí.



Subí esos dos pisos apelando más que nunca a la abstracción, especialmente a la abstracción olfativa.



Tres horas más tarde llegaba el patrullero...



Police man: Mario... otra vez??
(Otra vez!!!!!! Sí, se ve que la primera vez que lo hizo yo estaba de viaje y no lo sufrí) Ahora tenés que limpiar todo... Y basta! La próxima te llevamos!!!



Según me contó la de PB esa primera vez que lo hizo era el cumpleaños de la otra chica de PB, y esta primera, Graciela (de quien oportunamente hablaré), limpió todo para que no se suspendieran los festejos.



Como la tercera es la vencida, la siguiente vez que repitió la travesura se lo llevaron. Patrullero, ambulancia y al Borda sin escalas.

Al mes me enteré que Marito había muerto en el neuropsiquiátrico por problemas en los pulmones; eso de andar escupiendo sangre no era normal... Bah, casi nada en él era normal.

Ahora cada vez que algo raro sucede, o desaparece algo en mi casa, digo que es el espíritu de Marito que me sigue a todos lados para cuidarme y divertirse conmigo.




*En tantos otros es en contra, no puedo evitar muchas veces "irme" de forma involuntaria, "colgarme" como lo llamo yo...


miércoles, 16 de junio de 2010

Nos tapó el agua...


Puntos a tener en cuenta a la hora de elegir departamento:

- Si dice "poco luminoso", olvidate; traducido a idioma humano significa "sellado a la luz natural". Si te mudás a una mina vas a tener más luz y, aunque sea, la posibilidad de encontrar alguna piedra preciosa, o un enanito perdido de Blancanieves.

- Chequear la presión de agua cuando visitás el departamento en cuestión, abrí todas las canillas (ojo de no mojar los papeles de la persona de la inmobiliaria porque he comprobado que no cae muy a gusto eso...). Si la presión es poca, para bañarte con un poco de agua tibia vas a tener que llenar una palangana y bañarte en la cocina. O baño polaco, con las consecuencias que puede traer si, sobre todo, no vivís solo/a.

- Consultar por el tipo de calefacción. En muchos edificios la calefacción es central; léase, jamás coincidís en gustos térmicos con el encargado de encenderla. Te la prenden en junio después de varios ruegos. En medio de la noche pueden llegar a apagártela.
Cuando vivía en 2229 comencé a ser una muy buena persona; tuve un adelanto de lo que sería el infierno en caso de ir allí, no me gustó nada, el calor es abrumador, como tener tres menopáusicas encarnadas.
Además está el temita que tal vez te aumentan las expensas en invierno. Aunque vos no estés en todo el día, y la viejita del 2º se lo pase calentita, pagás mucho, mucho, sin distinción.

-Abrir de forma rápida y sin aviso las alacenas. Buena forma de chequar si hay cucarachas, o al menos, podés saber a qué velocidad se escapan...

-Edificio viejo? Sí, sí, qué lindos los techos altos... altas se van las expensas cuando tienen que cambiar las cañerías.

-Edificio nuevo? Caja de zapatos y sin persianas.

- Piso alto, vista abierta? Murciélagos.

-Piso bajo, vista al vecino? Gran Hermano.

-Piso bajo, interno? Oscuro como el pasado de Michel Jackson.

- PB? Te suben cosas por el inodoro, como pasa en mi trabajo.

- Último piso? Te filtra agua por la terraza.

- Penúltimo piso? Chequear si arriba tuyo no hay balcón terraza; en este caso te filtra agua como carpa en medio de acuario. Les adjuntaría las fotos de mi hermoso living... ya compré en mercado libre un delfín y a Nano!!!!

- Ojito si una de tus paredes da al baño del vecino. Puede filtrar.

-Tres ojitos si una de tus paredes, ponele la de la habitación, da a la nada misma. Tal vez tenés la suerte de ligarte una rajadura que te suma además de al delfín y a Nano, una Camila y dos orcas.
Mejor vendría un arca...
 
 
Cada uno de estos datos ha sido testeado por quien suscribe en algún u otro inmueble que ha morado ella o amistades.


miércoles, 9 de junio de 2010

La Casa

Más de Marito...

Todo el tiempo Marito cambiaba de concubinos o concubinas, una vez al mes aparecía un nuevo veinteañero en el edificio con acceso directo a su morada.


A medida que pasaban los meses estaba más ruidoso, escandaloso, gritón... a esto le sumaba un rictus que reflejaba enojo.


Creo que ya rondaba por los 45 kilos y sucio a más no poder, cuando comenzó a escupir en las escaleras. Sí, un asco de vecino estaba haciendo su aparición. Ojalá se hubiera quedado la anéctoda en unos escupitajos con sangre!!!!


Antes de que el final de Marito como vecino aconteciera, sucedió este hecho que me hizo quedar como la persona más hospitalaria del condado.

Era invierno, un frío que sólo con tres litros de Tir de Bardhal se podía evitar el congelamiento en la calle*.


Con el volumen bien alto escuchaba desde la cocina el programa que estaba comenzando, Padre Coraje, mientras terminaba de cocinar unas milanesas de soja con papas al horno.


En eso, golpean a mi puerta al sonido de "veciiiiiiina, veciiiiinaaaaa". Obvio, Marito.


Marito: Ay, hola vecina. Me quedé afuera, Fernando se fue a Quilmes y yo quedé afuera de mi casa... Paso un rato con vos.
(Por qué??? Por qué a mí????!!)
Aaaaay, mirás Padre Coraje!!! Yo también!! Qué suerte!!!! Lo podemos mirar juntos ahora!!!!
(Noooooo, si yo soy una buena chica... de colegio católico, jardín de monjas, siempre recé... por qué?!?!!?)


Por supuesto que se tiró en la cama que en el living hacía las veces de sillón con unos almohadones. Parecía que no lo iba a levantar ni con espátula... ni con la fuerza pública...
Caro con la cena suspendida: pero Marito, por qué no lo llamás a Fernando para ver a qué hora viene? yo te presto el teléfono si querés.


Marito: Ay, bueno, gracias vecina.

Blablabla, piripipí...

El hijo de puta en mi sillón: Uy, no vuelve hasta mañana.

Caro, la buena: ehhh?? Y... y... por qué no te manda las llaves en remisse?? Yo te presto la plata.

Marito: nooooo, ni te preocupes, yo me quedo a ver Padre Coraje y me voy. Y ahora que sé que mirás la novela puedo venir a verla con vos todos los días!!!! No tengo televisor yo... Si escucho que estás acá te golpeo la puerta y miramos los dos!!!!
(para la agenda: no ver más Padre Coraje o verlo en mudo)

Con Facundo Arana todavía en pantalla, Marito ya estaba dormido.
Intenté despertarlo pero nada. Se ve que ya había decido quedarse a dormir.


Sin cenar, mi comida estaba guardada en el horno, me fui a la habitación. Por suerte estaba tranquila que no me iba a insinuar nada ya que mi vecino era gay y además creo que hubiera bastado un soplido para derribarlo.

Amanecí a eso de las siete de la mañana con los gritos de Marito. Si al que madruga dios lo ayuda era mi pedido ese día.


Marito: Fernando no viene ahora, no tenés para prestarme $20 así llamo a un cerrajero???

Le hubiese entregado el televisor con tal de que se fuera, bastante barato me estaba saliendo toda la jodita. Con la noticia de su partida ya estaba de tan buen humor que le ofrecí preparar el desayuno. Mate con tostadas y mermelada.


Marito: veciiiiiina!!! Para mí bien blanquitas, muy tostadas no me gustan.
(te las voy a meter en el or**, caradura!)
Y traeme aceite y sal.
(Ehhhh?!?!?!? Aceite y sal?!?!)

Sí, además de hippie, mugroso, desubicado y cochino, comía las tostadas con aceite y sal.

De más está decir que no le cebé ni un solo mate.
Le presté mi llave de abajo para que le hiciera una copia, sólo la de abajo.

Marito: ahora te la traigo, vecina!!!

Después de tres horas más o menos de Marito ni noticias, como tenía que irme el pedí a la de planta baja que me abriera y me dijo, "ahh, Mario debe estar en el ciber de acá a media cuadra".

Y, sí, efectivamente, el hippie estaba chateando.


Yo: Marito... mi llave, me tenía que ir! Hace tres horas que tendrías que habérmela devuelto...


Marito: ay, perdón, vecina!!! Pero hubieses venido acá, yo estoy siempre acá en el ciber...


Caro: pero sin la llave no puedo salir del edificio...



Ahí se ve que hizo sinapsis.





Y entramos en los momentos culminantes de Marito como vecino y, principalmente, como ser vivo...





*Bueno, tal vez no tanto, pero hay que meterle contexto terrible.






jueves, 3 de junio de 2010

La Casa


Marito

Un hombre sin edad. De esos que pueden acusar 39, mal llevados, o 58 años, en óptimo estado.
Un hippie viejo. Muy flaco, estimo que limpio (cosa que nunca vi en los dos años que coincidimos en el edificio) pesaría unos 50 kilos.


Como chica simpática que soy y haciendo honor al concepto que la gente del interior es re buena y macanuda, siempre tuve muy buena onda con mis vecinos.
Titi, de quién prontamente hablaré, era una señora mayor que me llevaba sopa de verduras y me dejaba regalitos colgados del picaporte, o me pasaba notitas con demostraciones de afecto por debajo de la puerta.

Una de las primeras conversaciones con Marito fue más o menos así...

Marito: hola vecina!! Soy Marito yo. Cómo estás??

Caro: hola Marito! yo bien!!! Soy Carolina*.

En ese momento él estaba en la puerta de su depto y yo en el mío, compartíamos pared. Ahí nomás, abriendo un poco su puerta como mostrándome algo me dijo, "pasá cuando quieras que todavía quedan un montón de cosas", y se fue, ni idea qué me estaba queriendo decir...

Bajé los dos pisos por escalera y al salir del edificio tenía en la puerta a una chica de unos 20 años, medio stone, volanteando.


Me entregó un papelito y al leerlo entendí todo.


"Marito se va de viaje, vende todo y alquila su casa".


Esa fue nuestra presentación.


No le compré nada, claro. Le quedaban un par de bombillas, un colchón y algún que otro trapo y frazada.
Todo transcurría normalmente en el edificio, no más que algunas interacciones en las escaleras, o escuchar muchos ruidos ya que era de reunirse mucho con personas ruidosas. Pero a mí los ruidos no me joden en lo más mínimo, o sea que no tenía inconvenientes con sus fiestas.




Una noche toca timbre una pibita...

Pibita: hola vecina! Soy mengana... como es 29 hice ñoquis para 16 personas, pero me di cuenta que no tengo ollas, jijiji!! Tenés alguna para prestarme?

Caro: sí, claro. Ahí te doy.

Le di mis tres ollas. Varias tandas iba a tener que hacer la poco previsora muchachita.
Al día siguiente tenía mis tres ollas lavadas y colgadas de mi picaporte. Obvio que cuando abrí la puerta cayeron estrepitosamente; no entendí por qué las colgaron, era obvio que se iban a caer*.






Continuará...






*Cabe aclarar que jamás me llamó por mi nombre, siempre fui "vecina".
*Escrito esto, reflexiono. Claro, cómo iban a pensar en la caída inevitable de las ollas si no fueron capaces de pensar en la necesidad de ollas a la hora de hervir mil quinientos ñoquis...






Conceptos

El mundo es un pañuelo y Facebook una gripe de la puta madre.


Voy a ver si retomo el posteo...