lunes, 16 de mayo de 2011
Cosas chanchas
El lugar en cuestión es un estilo bodegón, decorado muy lindo con cosas antiguas -aparadores, sillones, vajilla, elementos varios- incluso en las mesas hay debajo del vidrio publicidades de muchos años atrás.
La metodología del lugar es autoservicio, vos vas a la caja, pedís lo que querés (a precios increíblemente baratos), pagás y te vas a esperar a la mesa a que te traigan el pedido.
Vuelvo al inicio de la historia.
Llegó a la mesa del restaurante donde estábamos cenando. Ya habíamos terminado con la comilona pero como los platos son abundantes algo quedaba aún en ellos, todos habíamos pedido ravioles. En mi plato quedaba un cuarto de la porción original, algo más o menos igual en la de Rober, y en la del tercero nada de pasta, sólo un resto de carne picada de la bolognesa.
"Comés eso?", me pregunta mientras ya estaba pinchando un raviol con mi tenedor.
Cabe aclarar que habíamos terminado hacía un rato, por lo cual imagino que ya estaba todo frío.
"No, comé tranquilo...", respondí yo con cara rara; cara rara no por la sensación que me producía que metiera mi tenedor en mi plato con las sobras frías de una cena ya finalizada, sino porque además, este sujeto, hace mucho ruido al comer. Entre bocado y bocado hace como un chistido, como si intentara sacar comida de una muela hueca... un asco.
Juntó en un plato mis ravioles, los de Rober y la salsa bolognesa del tercer plato. Y se fue a la caja a pedir que se lo calentaran.
Volvió sonriente, utilizó rejunte de queso rallado y se armó medio vaso de coca con los fondos de nuestros vasos.
No había necesidad. No hay derecho. Estamos hablando de una persona que puede pagarse el plato de ravioles que en ese lugar cuesta $18.
Pero el ruido...
Siento que Dios, Alá, Mahoma y la montaña lo pusieron en mi camino para aprender a contener la ira.
jueves, 28 de abril de 2011
Rompería todo cuando...
Miserable: Hola chiquita, cómo estás? Soy "Rata inmunda", está Carlos (jefe)?
Yo: No, no está en la oficina, ubicalo en el celu
Miserable: Ah... no. Lo llamás y le decís que me llame él al celular??
Pobrecitos... se ve que los arquitectos e ingenieros que llaman a mi oficina ganan muy poquito y se quedaron sin crédito.
A veces es peor cuando Carlos está en la oficina y no quieren que les pase con él, quieren que él los llame... "pero si ya gastaste llamando?!?!!?"
Este va a ser un título muy utilizado, imagino.
miércoles, 13 de abril de 2011
Todo y nada
Se me quemaron los papeles. Los de las vacaciones digo, no sé dónde está lo que escribí, lo busqué, revolví cajones, muebles, cajitas, cajas, sobres, cuadernos, todo, y nada. Todo y nada, di vuelta todo y no encontré nada*.
Ponerme a reconstruir ahora no da, no tengo tanta memoria, no recuerdo que ropa me puse ayer (mientras escribo esto pienso en qué ropa me puse ayer, y no, no hay caso, no lo recuerdo)...
A modo de resumen puedo decirles:
- El último día en Uruguay lo pasamos en Piriápolis, divino todo, lástima que a la vuelta, una vez llegados a Argentina cuando estábamos sentaditos en el auto en Buquebus para bajar, "tomate" (el auto de Rober), no arrancó más. Terminamos llegando a casa a las 2 de la mañana remolcados por el ACA, en vez de revolcón obtuvimos remolcón.
- Fui unos días con mi hermano, cuñada y sobri a Ostende, en el viaje de ida podría haber matado a alguien. Por suerte me contuve. Una mina hablaba con todos los vecinos de asiento a volumen bastante elevado; un estilo de persona que me cae pesadita, vieron esa gente que cuando alguien dice, "ay, me encantan los chocolates!", responden "aaaaaaahh, y a mí????? Ja, a mí en el barrio me dicen Willy Wonka...".
Bueno, así en cada conversación. A la chica en cuestión nadie le ganó en amor al chocolate, los caramelos, las golosinas antiguas, los snacks, pumper nick, las películas, las obras de teatro, las salidas "under", todo. Tenía además el ovario más conflictivo, la piel más delicada, la voz más disfónica de todo el condado.
Antes de bajar del colectivo tuve ganas de decirle, "lo que tenés es el flequillo más feo de toda la costa".
- Los churros de la playa son lo más rico del universo.
- Los corpiños torzados strapless no son amigos de las olas. Pero sí de los mirones.
*Fe de erratas: debería haber dicho "encontré nada", imagino que el "no encontré nada" siguiendo las reglas matemáticas de - x -=+, daría como resultado el haber encontrado cosas.
lunes, 14 de marzo de 2011
Vacaciones. Día 4 más tarde y día 5
Salimos temprano de Punta del Diablo con el destino en GPS al Chuy, ciudad fronteriza.
Quilombo de gente. Una avenida con boulevard separa los dos países, podés comprarte zapatillas en el free shop uruguayo y remeras Hering enfrente.
Los controles son nulos, podría haber ingresado con tres delfines en el baúl y volver con cuatro pandas que nadie mira nada.
Interesante no hay nada, la verdad. No hay tanta diferencia de precios si tenemos en cuenta las compras que se pueden hacer con los beneficios que otorgan los bancos o con las compras con descuentos por internet.
A colación de esto les digo que sé que prontamente tendré que hacerme ver por ese temita, no puedo no comprar, y encima arrastro a más gente a hacer lo mismo. Digamos que soy la manzana podrida del cajón.
Volvamos a Uruguay. Del Chuy nos fuimos a Valizas. Nos habían dicho que estaba muy bueno para hacer desde ahí la visita a Cabo Polonio, pueblito hermoso según contaron.
Llegamos a eso de las 14 hs, a las 14:30 hs ya estábamos otra vez en la ruta con nuevo destino, La Paloma.
No encontramos alojamiento en Valizas, lo que había era un tanto desprolijo, por decir de alguna manera. Yo prefiero dormir en carpa antes que en cualquier lado, tengo un serio problema con las almohadas y colchones, me dan asco si el lugar pinta medio sucio; pero asco de no poder dormir. Recuerdo una vez que con Rober nos quedamos a dormir en la casa de un amigo y tuve que forrar la cama con la ropa nuestra...
Yo prefiero la carpa a dormir con ácaros de dudoso pasado, Rober prefiere seguir viaje y encontrar un hotel, o hostel o al menos una cama digna. Así fue como seguimos directo a La Paloma.
Día 5
Recomendación: si vas a una playa que sabés no es virgen (o sea, ya está bastante pisadita) y no hay gente es porque no es ahí donde tenías que ir. Esa no ha de ser la playa linda.
Si van a La Paloma visiten el faro sólo para sacarse la foto, no tomen sol en esas playas aunque sean las más cercanas... los caracolitos, piedritas y conchilla les darán una linda paliza cuando se encuentran con el viento. Ojo.
Lo feo que es que te recomienden esto cuando ya estás de regreso. Es como esos que te dicen que tu novio era terrible hijo de puta después de cortar... amigo es el que te lo advierte cuando estás en el baile...
Mala gente!
jueves, 3 de marzo de 2011
Vacaciones. Día 4
Cuando tenía 5 años mis papás compraron un lote donde comenzaron a construir una quinta en las afueras de la ciudad. Recuerdo que íbamos con mi vieja en un Fitito tantos chicos como espacios brindaba el auto...
Por ese entonces mi hermano mayor que tenía 14 años más o menos aprendió a manejar.
Mi otro hermano, bajo el precepto "Lo que hace el mono hace el monito", también aprendió a manajer bajo la enseñanaza y supervisión de mi madre.
Es un clásico en la ciudad chica que uno sepa manejar desde muy pequeño, obvio que no andás por el centro ni por ruta, pero solés hacerlo en las calles de tierra.
Yo no quise nunca aprender. Debo haber ido unas tres o cuatro veces cuando tenía 15 años pero no, no hay caso. Es el día de hoy, tengo 30 y no quiero, me niego a aprender a manejar.
Deben ser mis aires de princesa...
Tengo además serios trastornos de memoria en lo que a la conducción respecta. No hay forma, no hay manera que recuerde, aunque les parezca mentira, cuál es cuál de los tres pedales. Ni idea.
Tiempo atrás Rober tuvo un auto viejito que si no lo arrancabas día por medio directamente no arrancaba más; por lo tanto, cuando él viajaba yo tenía que ir a arrancarlo. Cada vez tuve que llamar a mi papá (única persona que te sigue queriendo aunque seas terrible boluda) para que me recordara con cuál aceleraba.
Tengo una negación total.
En el 4º día de vacaciones descubrió Rober -él siempre insiste, mejor dicho insistía, para que aprendiera-, lo bien que hago al no poner en riesgo mi vida y alrededores con un auto en mano.
Íbamos camino al Chuy cuando tuve la sensación de que iba al revés. O sea, tuve la impresión de que el carril correcto era el izquierdo y no me lo callé, "uuuy, pará! Estás mal... o no? Jajaja, pensé que estabas manejando al revés!!! Sería mucho más cómodo ir por la izquierda...".
La naturaleza es sabia. Yo no tengo que manejar si quiero preservar mi vida.
Roberto me tiene miedo.