Hay gente que me inspira, que me dan ganas de hacer, de saber, de jugar, de aprender, de tantas cosas...
Escucho un ensamble de percusión y me nace el deseo de saber hacer eso, de agarrar un cajón peruano y sacarle sonido, de expresar con mis manos.
Veo a alguien bailar y lo mismo, quiero volar también en esos movimientos.
Ni hablar con el teatro... me pasa de ir a ver una obra, sea un drama o no, y terminar llorando a mares; me emociono profundamente sentir la entrega de un actor, me llega a las entrañas.

Cada rincón de ese lugar es mágico.
Me imaginaba a Carlos Páez Vilaró caminando por ahí, pintando por allá, contemplando todo, disfrutando, creando...
Pinto poco y nada, pero cada vez que lo hago me acuerdo de la sensación que viví en ese lugar. Y ahí salen mis gatitos.
Buen viaje, don!!!!