jueves, 24 de abril de 2014

El horror


La desgracia muchas veces me persigue. El tema es que las más de las veces me alcanza, me abraza fuerte, no me suelta y se quiere sacar una selfie.
Tengo mi propia ley de atracción, la he descubierto. Atraigo las cosas en mal estado... si vamos 8 a cenar y hay un tomate podrido, el 100 % de las veces me toca a mí. 
Cuándo me doy cuenta?? Cuando ya comí la mitad. Recién ahí se produce la sinapsis, la unión "qué gusto raro tiene esto" con "debe estar podrido", y "mejor no lo como".
A muchos esta unión se les presenta fácilmente con el olfato. A mí no, a mí se me produce tarde.

Estoy en el trabajo en este preciso instante. Me traje para comer un pomelo. No sé por qué me hago sufrir de esta manera... le agrego azúcar, claro, pero tampoco es una fruta de lo más rica del mundo. Bueno, no sé por qué, el hecho es que lo traje.
Voy a la cocinita del laburo que es bien pequeña, tan pequeña como un armario. Ni prendí la luz, con la de la oficina es suficiente, no hay tanto para ver.
Normalmente corto el pomelo en gajos, le saco la cáscara y finalmente corto en pedacitos y le agrego azúcar. Ok. Me dispongo a cortar mi querida fruta primero a la mitad, la veo medio oscurita en partes, pero apenas, como si estuviera oxidada. Antes de cortar los gajos me chupo el juguito que se desprende de una de las mitades y prendo la luz para poder ver claramente cuán oscuro está el pomelo.

Ahí veo lo peor. Gusanos. Pequeños gusanos blancos danzando en las mitades de MI pomelo. Tengo el jugo del pomelo que chupé en mi boca aún... escupo en la pileta, veo un gusanito blanco que hasta hace dos segundos estaba en mi boca.

Ahora lo peorísimo de todo. Cuando escupí ya la mitad del jugo lo había tragado.


Seguro algún gusano me tragué... qué onda? muere solo?? como cereales sin masticar como para que muera acribillado???



"Nadie me quiere, 
todos me odian 
mejor me como un gusanito..."


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