En mi humilde opinión, y sin querer pecar de juanitamesétodo, considero fundamental atesorar un par de características que serán de extrema utilidad al momento de actuar en casi cualquier área de la vida, si no en todas.
Observación y cautela.
En el caso particular que nos compete el día de la fecha me referiré a estas dos virtudes ligadas a las primeras salidas con un fulano o fulana, donde con un ejemplo, tal vez, pueda entenderse más claramente la explicación.
Con la observación evitamos caer en falsas conclusiones, erróneos juicios y equívocas valoraciones de personalidad.
Con la cautela evitamos actuar conforme a esta des-observación.
Quizás, y como una gracia, el muchacho gritara en la primer cita, "ahhhhh, las que tienen hermanos más grandes son todas de vida fácil!!!", pero no utilizando justamente estas palabras; quién te dice que la señorita no sea la menor de ocho hermanos y se sienta severamente ofendida con tal afirmación...
Lo mismo podría suceder si una muchacha propusiera a su acompañante ir a jugar al metegol sin antes haber notado que le faltan los pulgares o tiene enyesada una mano.
Tampoco sería conveniente pactar una primera cita en un restaurante de comida étnica (mirar si no, "Mi novia Polly"), o en uno ubicado en la terraza de un edificio de 23 pisos cuando no sabés si la otra persona no estuvo dos años en tratamiento psiquiátrico a causa de una limitante claustrofobia y la o lo condenás a subir esos pisos por la escalera.
Ahora voy a contar el Caso de una Carolina.
Él pasa un día lunes a buscarla en auto por su hogar. Previo a esto, ella había estado esperando por ese llamado y esa invitación durante una semana. Semana con todos sus días, todas sus horas, minutos, condenas y reproches, "tal vez me mostré muy interesada en la fiesta...", el infaltable, "por qué carajo lo besé!!!!", y el concluyente "soy una tarada! Ni yo me llamaría".
Pero bueno, el señor en cuestión, que llamaremos Roberto, llamó, invitó y retiró producto en puerta.
Presentación del caso: mmm... está más o menos bien combinado, no está radicalmente mal vestido, pero... le falta algo. Igual no importa, se puede mejorar, potencial tiene...
Podríamos describir a esta Carolina como una chica muy linda y llamativa, formal, de buen vestir, moderna. Perfil Puerto Madero o Retiro, muy "Catalinas", ella. No caben dudas de su estilo.
Síntoma 1: Roberto pecó de des-observador.
Te parece apropiado, corazón, ofrecerle para la cena comprar unas empanadas en una rotisería y comerlas en el auto????
La palabra rotisería no deberá ser dicha jamás en una primer cita, de hecho, tal vez nunca. Tiene mal sonido, como costeleta, colitis, bibliorato o empotrado.
Es el mismo caso que si ella tiene onda más rea, medio hippie y anticapitalista, la quieras llevar a un multicubiertos top de Palermogólico.
Síntoma 2: A continuación un ejemplo extremo de lo que no se pregunta. Esta vez, en esa misma cita de las empanadas en la puerta de un albergue transitorio.
Roberto: che, gorda*, común o con hidro???
Carolina estupefacta.
Roberto: jaja, aprovechá que estamos antes del 15!!!
Ay, tontito, tontito.
Si no te alcanza para una habitación con hidro, no preguntes, vas directo a la común, que igual está perfecta. Vas a una sola cosa a un telo. Carajo!
Síntoma 3: Y si les digo que en la segunda salido le ofreció ir a su casa a ver una peli ya que... "aprovechemos que tengo un deco trucho y engancha HBO"???
Diagnóstico: pelmazo agudo. Recidivas.
Indicaciones: aléjese ya, Carolina.
* Sí, en la primera cita le decía gorda ya.
La autorización para publicar este caso me ha sido otorgada por esta chica en persona.