miércoles, 23 de diciembre de 2009

La Casa

"2215", así la llamo siempre, fue una de mis moradas. Sólo 12 departamentos distribuidos en dos pisos. Un administrador de consorcio bastante ladrón, pagabamos una fortuna por ser que no teníamos ascensor ni encargado ni nada.
El día que me mudé, siendo ésto los primeros días de enero de 2003 (o 2002, mmm, no recuerdo), me ataja la mujer que iba todos los días a limpiar al edificio, repartir correspondencia, sacar la basura y chusmear absolutamente todo.

Teresa

Si algún día te preguntan cómo te imaginás a una bruja, existen altísimas probabilidades de que la describas a ella.
Pelo muy canoso acorde a su elevada edad, corte carré, vincha con moñito cual quinceañera; nariz larga y finita; ojitos entrecerrados, boca con mueca de constante disgusto. Todo lo necesario para componer una cara de vieja mala.

Estaba subiendo la mesita de luz* cuando como por arte de magia ella hace su aparición en la escalera.

-Ah, vos te estás mudando?
-Sí, qué tal? Soy Carolina.
-Yo soy Teresa

Hace un lento acercamiento a mi persona y en tono de secreto me dice...


-Sabías que en esta casa (refiriéndose al edificio) hay un misterio?

-No

-Sí, mirá yo te cuento... La mujer que vivía acá (mi nuevo hogar) se murió quemada. Y cuando entraron no había nada prendido... Raro... No se sabe qué pasó. Un misterio...

-(Vieja chusma, hija de puta! no me vas a asustar!) Ah, sí.

-Y el hombre de acá al lado se suicidó el año pasado, se pegó un tiro ( o se ahorcó, no lo recuerdo, en ese momento ya me venía venir las necrológicas del barrio y cerré un poco mis oídos).

-Ah...

-Y ahí enfrente (del otro lado del pasillo) vivían dos viejitos...

-Ah

-Les entraron a robar hace poco, los dejaron atados y se murieron, los dos!

-Ah... (la re con*** de mi madre, esto debe estar lleno de fantasmas!).



Así comenzó mi estadía en La Casa.



*Haciendo equilibrio para que no se me abriera la puertita y todo cayera al piso, porque cuando me mudo no vacío las cosas, las mudo con todo adentro. Sí, soy una larva.


lunes, 21 de diciembre de 2009

Si lo sabe, cante

Del por qué no hay que sentarse primero en la fila.

No te podés escapar. Básicamente esa es la razón principal y de la cual se desprenden otras cuantas que no implican irse del lugar literalmente aunque sí evadirse de la realidad para volverla menos dolorosa.

Esta regla puede aplicarse a los más diversos escenarios de la vida (escenario de la vida es en honor a Moria, claro está).

Si en el colegio te sentás en el primer banco no podés hablar con compañeros, dormirte, reirte como una hiena, fumar, ni copiarte, al menos sin correr grandes riesgos.

En la facultad estarás condenada a quedarte hasta el final del teórico si elegiste estar en primer plano; de la misma manera, no podrás intercambiar opiniones con tu amiga que está al lado sobre el profesor y / o compañeros. Qué decir si el profesor en cuestión es de los que tienen tendencia a escupir? Tendrás que bancarte estoicamente la poco agradable situación.

Anoche fui a ver a un amigo que hacía su muestra anual del taller de canto.

Ay, ay, ay... Nos sentamos primeros para poder verlo bien, poder alentarlo, que pueda vernos y sentirse acompañado.

Qué error cometimos.

Al tercer tema me empecé a marear un poco, según Roberto era un mecanismo de defensa, algo así como una pequeña muerte neuronal a fin de no tener que oír nada más.

Recuperada de este malestar y habituada al cantar de este grupo (algunos integrantes, por cierto, muy buenos) llegó él.

La verdad es que no pude evitar tentarme de la risa... juro que intenté por todos los medios que se notara lo menos posible; de hecho estuve a punto de que se me saltara un ojo de tanto retener el aire y la fuerza de la carcajada en cuestión.

Gracias a tanto esfuerzo y concentración no me reí, pero estar en primera fila hace que tengas que contenerte mucho más, y no se puede evitar que los demás vean el movimiento de hombros. Por algún lado tiene que salir la risa, así como a Susana por algún lado le sale el rollo...

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Felicidades a mí!

Tiempo sin fumar
1 año 11 horas

Dinero ahorrado
$1187.86

Cigarrillos no fumados
4751.47


No lo puedo creer. Hace un año estaba comenzando un pesadilla que parece que, al menos hasta ahora, ha tenido un buen final. Como cuando soñás con alguien que al rato resulta ser otra persona o un animal o incluso un objeto inanimado, o te teletransportás a varios lugares y situaciones. Así, mi pesadilla se fue transformando en este lindo sueño, ser una ex fumadora.
Todavía no puedo creer cuando al llenar un formulario pongo la x en "No" a la pregunta "Fuma?". Me parece como que estoy jugando a no fumar y me causa mucha gracia.

Hace dos noches soñé que fumaba un habano y fue tan real que hasta duele un poco... Todavía recuerdo la sensación al pitar, siento el humo ingresando a mi organismo, llegando a mis pulmones, saliendo de mi boca. Los ojos cerrados disfrutando cada instante de esa bocanada.
Es difícil pero se puede. Lo que más cuesta es borrar la sensación asociada a la acción de fumar, de hecho creo que no se va a ir nunca. Pero así y todo, se puede.

$2300 aproximadamente invertí en unos tratamientos de belleza este año. Los kilos más caros de mi vida!!! En un año recupero ese dinero de acuerdo al contador del blog.

Si cada cigarrillo me llevaba un tiempo de tres minutos y medio, podría decir que tuve libres algo así como 16630.145 minutos.
Qué habré estado haciendo con mis manos durante todo ese tiempo????